En esta entrada analizaremos las posibles razones que nos hacen repetir los mismos hábitos. ¿Por qué no nos planteamos alternativas más eficientes?. Sobre todo cuando las podríamos desechar si después de probarlas no nos gustan. ¿Existen alternativas? ¿Las conocemos? ¿Tenemos mucha o poca disposición a innovar? Hace falta que nos lo impongan e incluso nos penalicen para tener que llevarlas a cabo.
¿Que nos podría pasar por conocer a nuestros vecinos e ir a trabajar con ellos?
En las últimas semanas llevo escuchando diversas razones para no ir al trabajo con tus vecinos, para no compartir coche y optimizar recursos. La principal y más compleja es la desconfianza. Y estoy de acuerdo, nadie puede negar que conlleva un riesgo montarse en un coche con un desconocido o desconocida.
Sin embargo, aunque estoy de acuerdo en parte, me cuesta creer que eso es suficiente para ni si quiera intentarlo. Si hay algo que me gusta de España es el carácter abierto de sus gentes. Sabemos celebrarlo todo y pasarlo muy bien, con los viejos amigos y con los nuevos. Las mejores noches son aquellas en la que conoces a alguien y acabas en una fiesta que no olvidarás jamás. Fiesta a la que nunca recordarás ni como llegaste ni como saliste, pero a la que sin duda volverías. Seguramente hasta llegaste en coche compartido, y conducido por alguien con algunas copas de más. Eso es lo que yo llamo riesgo no medido.
Compartir coche para ir al trabajo con tus vecinos es un riesgo controlado. Antes de nada, puedes quedar en el bar de la esquina o de cuatro manzanas más abajo, y conoceros mientras veis como os podéis organizar. Si eres cyber adicto, puedes hacer uso de las redes sociales y comprobar quien es esa persona con la que te estás planteando hacer una buena obra por el medio ambiente y por tu economía personal. Si no, podéis conoceros por el camino, lo importante es que si no os gusta la experiencia, podéis volver a las viejas costumbres, no tenéis que firmar permanencia de 18 meses ni nada por el estilo.
Además hay un probabilidad bastante alta que de tengáis amigos en común, de que ambos conozcáis al camarero del bar donde quedasteis, o de que trabajes en el mismo centro de negocios. Esto no es garantía de que podáis compartir coche con éxito, pero si razones suficientes para intentarlo. Si no funciona la experiencia al menos lo intentasteis y podréis decir con conocimiento de causa que organizarse para ir al trabajo no es tan buena idea. Aunque antes de lanzar semejante afirmación, deberías haberlo intentado al menos unas cuantas veces. Al fin y al cabo nadie dice que nunca más volverá a tener una relación porque la anterior no le funcionó.
Bueno, lo importante es pararse a pensar si puedo hacer las cosas de una forma mejor y más optima, o necesariamente tengo que seguir con mis hábitos habituales.
Quedan alguna razones por las que no intentarlo. Hay muchas otras para hacerlo…